El picudo rojo es una plaga que ingresó al Uruguay en 2022 y actualmente se encuentra establecida en los departamentos de Montevideo, Canelones, Maldonado, Florida, Flores, San José, Colonia y Lavalleja.
Este insecto, un cascarudo de cinco centímetros, no es nativo del continente, sino que es asiático, pero ya está haciendo estragos en otras partes del mundo, como toda la zona del Mar Mediterráneo en Europa.
Las alarmas se prendieron particularmente cuando el picudo rojo afectó variedades de palmeras nativas como la Butiá y Pindó. El picudo elige la variedad canaria por el gran porte de la palmera y por lo dulce de su savia.
La situación se encuentra fuera de control, y los especialistas señalan que ya no es posible erradicar la plaga. Lo único que restas es migar sus daños. Esto se debe a que no se ha implementado un plan coordinado a nivel nacional, lo que ha permitido que la plaga avance sin obstáculos.
La doctora Mercedes Rivas, ingeniera agrónoma y docente del CURE Rocha, dijo en Informativo Carve del Mediodía que hay gran preocupación por este tema, ya que no se están haciendo las cosas bien para combatir esta plaga.
Señaló que es necesario implementar medidas para evitar que este escarabajo no se siga expandiendo y, sobre todo, evitar que llegue a los palmares de Rocha.
También sostuvo que si no se toman medidas drásticas, se invierten recursos y se logra frenar la plaga “no van a quedar palmeras en pie en todo el Uruguay”.
A su vez, cuestionó que la mayoría de las palmas que murieron siguen en pie, cuando el protocolo establece que deben ser eliminadas por completo. El Estado debe encargarse de quitar aquellas que se encuentran en sitios públicos, mientras que los privados tienen que hacer lo mismo con la que están en jardines.
Las pupas quedan en la palmera que está erguida, y allí nacen los picudos rojos futuros. “Es como que estamos criando picudos rojos a lo largo y ancho de la región. La recomendación que esas palmeras se corten, se chipeen y se quemes o se entierren”, agregó.
En paralelo, en Uruguay hay picudos nativos, como es el caso del negro. Por alguna razón del ecosistema, en el último tiempo este ha sufrido un aumentado en su población y ha generado la muerte de palmeras Butiá en el palmar.
Por este motivo, el CURE comenzará a poner trampas caceras. Sin embargo, Rivas dijo que estas son principalmente para combatir al picudo negro. Además, sostuvo que no son tan eficientes debido a la falta de recursos.
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