El periodista Nelson Fernández acaba de presentar “El sillón presidencial”, su último libro en el que recorre cómo llegaron al poder los distintos presidentes del Uruguay.
A través de sus 432 páginas Fernández busca responder a varias incógnitas en torno a este asunto, entre ellas: ¿Qué hizo cada presidente para llegar al máximo cargo político del país? ¿De qué forma cada uno logró un escenario político, entre adversarios, correligionarios, camaradas y compañeros, que le permitiera alcanzar el vértice del poder? ¿Qué pasó en el país para que se diera continuidad o cambio en los ciclos electorales?
Se trata de un ensayo periodístico, que le insumió varios años de lecturas, de conversaciones, de análisis, de comparación de datos, de reflexión en el diálogo con analistas y con protagonistas del recorrido hacia el sillón presidencial.
En entrevista con Informativo Carve del Mediodía, Fernández destacó que el libro busca demostrar si existen puntos en común entre las elecciones de todos los presidentes a lo largo de la historia del país. También planteó similitudes entre la elección de este año y elecciones pasadas.
Para el periodista la elección de este año tiene un paralelismo con la de 1966, ya que, en ese entonces, varios partidos políticos renovaron sus principales figuras en simultaneo, que fueron muy cuestionadas.
En ese entonces los partidos ofrecían figuras nuevas, que eran fuertemente cuestionados por los votantes, ya que los comparaban continuamente con figuras pasadas como Luis Alberto de Herrera, Benito Nardone, Fernández Crespo, Luis Batlle Berres.
Agregó que en la actualidad está ocurriendo algo muy similar. En el Frente Amplio a Yamandú Orsi se lo compara con José Mujica, a Carolina Cosse con Tabaré Vázquez o a Mario Bergara con Danilo Astrori, mientras que en el Partido Nacional se hace el paralelismo entre Álvaro Delgado y Lacalle Pou, Lacalle Herrera o Jorge Larrañaga, y en el Partido Colorado se analiza a Andrés Ojeda con Julio María Sanguinetti o con Jorge Batlle.
“Los candidatos quedan expuestos a una comparación que les complica. Es lo nuevo pero visto en relación a otras figuras que eran muy fuertes”, señaló.
Por otra parte, destacó que en Uruguay no ocurre lo que sucede en muchos países de la región y del mundo, que es que llegan a la Presidencia candidatos sin importar el partido que representan. En ese sentido, sostuvo que el uruguayo como votante ha mantenido a lo largo de la historia un comportamiento muy parecido, que es que respalda a candidatos fuertes que están representados por partidos fuertes.
En cuanto al fundamentos del voto en Uruguay, Fernández destacó que existen tres dimensiones en la toma de decisión: El voto sólido, el voto blando y el voto líquido, los dos primeros con un predominio de un componente racional y un componente emocional.
El voto sólido es aquel que llega predeterminado antes de la elección, es decir, donde no importa quién es el candidato, ni las propuesta. Es decir, que la persona se siente parte de un partido y su voto no cambia en el tiempo.
Por su parte, el voto blando es aquel que se va construyendo en el mediano plazo, es decir, en base a lo que va ocurriendo, a cómo se manejó el gobierno y a la coyuntura, lo cual se resume en continuidad o en el cambio.
En tanto, el voto líquido es aquel que se decide en la efervescencia de la campaña electoral. La persona no se siente parte de un partido, no tiene ideas que sean más cercanas a uno u a otro, la coyuntura no le influye, y que toma su decisión en el último momento.
En particular, indicó que en Uruguay predomina el voto duro 60%, de hecho el país es el más representativo de esta característica en la región. Sin embargo, esto ha venido cambiando con el paso del tiempo, y en la actual elección ha venido ganando espacio el voto líquido, lo cual genera gran incertidumbre.
“Antes, el voto líquido iba para donde iba el voto sólido y blanco, pero ahora termina teniendo incidencia directa en la elección”, indicó Fernández, que agregó que más del 20% de los votantes se encuentran en esta dimensión.
Consultado respecto a la elección del próximo 27 de octubre, dijo que la misma aún no está definida, a pesar de que el Frente Amplio tiene mayor ventaja. Sin embargo, hay con un electorado volátil muy alto, lo que hace pensar que la misma se defina en el último tramo de la campaña.
También señaló que el bloque que obtenga mayoría parlamentaria en octubre es el que tendrá más posibilidad de ganar en noviembre.
A su vez, expresó que esta sería la última elección en la que los partidos que actualmente integran la coalición de gobierno se presentarán con lemas separados ya que el presentarse juntos les permitirá obtener alguna banca más. Hay dirigentes políticos “dispuestos a comenzar a trabajar para construir eso”, aseguró.
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