Mientras el futuro de Paycueros y el frigorífico Casablanca preocupa por la situación del empleo, HIF Global rediseña su planta de combustibles sintéticos para mitigar impactos ambientales y calmar resistencias vecinales.
El departamento de Paysandú atraviesa un momento clave en materia laboral y productiva, con tres polos de atención: la planta industrial de Paycueros, el frigorífico Casablanca y el megaproyecto de combustibles sintéticos impulsado por la empresa HIF Global.
En el caso de Paycueros, la situación es alarmante debido a que actualmente hay 151 trabajadores en seguro de paro, con vencimientos inminentes. El sindicato denuncia que la planta está operando con el mínimo de personal, mientras se exportan cueros sin procesar. La empresa evalúa su viabilidad futura, marcada por los altos costos en Uruguay en comparación con su filial en Paraguay, y por un cambio en el modelo de negocio global que apunta al sudeste asiático.
Resulta prácticamente irreversible la recuperación de los niveles de procesamiento que tenía la planta debido a problema estructurales, según alega la empresa.
Por su parte, el frigorífico Casablanca mantiene una faena reducida, de entre 300 y 400 vacunos semanales, y opera bajo intervención judicial tras el llamado a concurso voluntario a principios de año. La planta, que emplea a 180 trabajadores, continúa exportando a mercados como China, Europa y Estados Unidos, aunque enfrenta dificultades de abastecimiento de ganado debido a que muchos proveedores son acreedores de la empresa.
En medio de este panorama complejo, HIF Global anunció en los últimos días un ajuste significativo al diseño de su planta de combustibles sintéticos, que se instalará a orillas del río Uruguay. El rediseño busca atender cuestionamientos ambientales y vecinales. Se reducirá en 70% la afectación al monte nativo, se ampliará en 260 hectáreas la zona de reserva ecológica y se reubicarán las chimeneas para minimizar el impacto visual desde la ciudad argentina de Colón, ubicada justo enfrente del sitio previsto.
Si bien se mantiene la ubicación original (pese a las solicitudes de relocalización), los ajustes fueron bien recibidos por algunos actores locales. No obstante, del lado argentino persiste el malestar por la cercanía al balneario de Colón y no se descartan nuevas objeciones.
Mientras tanto, la crecida del río Uruguay mantiene desplazadas a unas 200 personas en el departamento, que aguardan condiciones seguras para retornar a sus hogares. El CECOED local comenzó la distribución de kits de limpieza para facilitar el regreso.
Escuchá el informe completo del corresponsal de Carve en Paysandú, Pablo Blanc.
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