El presidente del Centro de Viticultores del Uruguay, Aramir Silva, se encuentra desde la madrugada del pasado jueves encadenado frente al Instituto Nacional de Vitivinicultura (Inavi) a modo de protesta sobre la situación actual del sector, que, a su entender, se encuentra en crisis.
Permanece en una carpa, amarrado a su tractor, y colgó una pancarta en el alambrado de la sede del instituto mediante el cual pide ser escuchado y reclama por dignidad para las familias que se dedican a la viticultura.
También reclama por una reunión que solicitó con el gobierno electo, por la cual no obtuvo respuesta.
Según explicó, los productores no pudieron comercializar el vino elaborado con la uva de los productores del centro en 2024, que representa un millón y medio de litros aproximadamente, y un millón 800 mil kilos de uva.
A través de un comunicado, la gremial agrega que el sector atraviesa una situación “crítica” y pide que se cree un Comité de Emergencia Vitivícola para que ponga en marcha un conjunto de medidas imprescindibles para solucionar esta situación.
En diálogo con Informativo Carve del Mediodía, Silva dijo que es una medida para sensibilizar al sistema política, al Inavi, a la masa social y a la ciudadanía.
“Estamos luchando por nuestro trabajo y por el de las familias, porque la gente no tiene otra salida.
El gobierno tiene que tener esa dinámica, de ayudar a la gente. Este sector productivo está en una crisis muy fuerte”, agregó.
El problema que enfrenta el sector son las dificultades para exportar el producto y la bajo en el consumo en el merco interno.
Según resaltó Silva, los productores necesitan unos 800 mil dólares para pagar por la producción.
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