El hallazgo de una palmera afectada en San Carlos (Maldonado) encendió nuevamente las alertas sobre la expansión del picudo rojo en Uruguay. El insecto, que ya está presente en varios departamentos del sur y centro del país, amenaza ahora con acercarse a los palmares nativos de Rocha.
“La situación es sumamente grave”, advirtió Mercedes Rivas, ingeniera agrónoma y docente del Centro Universitario Regional del Este (CURE) de Rocha. Pese a las bajas temperaturas, el insecto sigue expandiéndose. “En las noches hay frío, pero en los días se acerca la primavera, entonces eclosionan los adultos y comienzan los vuelos”, explicó en diálogo con Informativo Carve del Mediodía.
El Ministerio de Ambiente, junto con intendencias y la Facultad de Agronomía, definió medidas de contención. Entre ellas, un cordón sanitario o “cortafuegos” en torno a Rocha, que implica eliminar o tratar las palmeras canarias ubicadas en rutas, caminos y predios privados.
La comuna implementará este miércoles un decreto que establece el tratamiento preventivo obligatorio de aquellas palmeras palmas canarias que están en predios privados que se ubican dentro de este cordón sanitario y que se pretenden conservar. De lo contrario, se habilita a que la misma sea eliminada, igual que se está haciendo con las que se encuentran en las rutas y caminos. La persona tendrá un plazo de diez días para tratar la palmera.
“Las preferidas del picudo rojo son las palmas canarias (Phoenix canariensis). El que quiera conservarlas en su terreno, debe tratarlas preventivamente. De lo contrario, la Intendencia podrá eliminarlas”, señaló Rivas.
Actualmente, la plaga ya está presente en Montevideo, Canelones, San José, Colonia, Florida, Flores, Durazno y Maldonado, además de otros puntos del país. Si bien también se han detectado ataques a butiás, la proporción es mucho menor.
En paralelo, se aprobó un protocolo de emergencia para actuar rápidamente en caso de que aparezca un nuevo foco, así como la instalación de trampas para monitorear el avance del insecto. Sin embargo, según Rivas, el mayor desafío sigue siendo la eliminación de palmas ya muertas o infestadas. “Podemos hacer cordones y trampeos, pero si no sacamos los criaderos, no habrá forma de frenarlo”, advirtió.
Además de Rocha, preocupa el riesgo de que la plaga llegue a los palmares de butiá de Río Negro y Paysandú, por lo que se definieron dos cordones sanitarios adicionales. La efectividad de esas medidas, señaló la investigadora, dependerá de la rapidez y coordinación de las intendencias.
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