La Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República y la fundación Julio Ricaldoni organizan este viernes 10 y sábado 11 de octubre la edición número 17 de Ingeniería de Muestra, un evento de divulgación científica y tecnológica que reúne más de cien proyectos en un espacio de 1.500 metros cuadrados.
Se espera que participen de estas actividades unos 1.800 estudiantes y otras 5.000 personas durante el fin de semana.
Entre las propuestas, se presentarán los avances del Grupo de Ingeniería Bioquímica y Bioprocesos, dirigido por la ingeniera química Claudia Lareo, doctora por la Universidad de Cambridge. Su equipo investiga cómo transformar residuos agrícolas e industriales, como la cáscara de arroz y el aserrín de eucalipto, en biocombustibles y otros productos de alto valor agregado.
“Cuando hablamos de biorefinerías, hablamos de aprovechar integralmente una materia prima. La idea es valorizar residuos que hoy son un problema ambiental y convertirlos en bioenergía o compuestos químicos útiles”, explicó Lareo en diálogo con Informativo Carve del Mediodía.
La cáscara de arroz, un desecho con potencial
En Uruguay se producen unas 260.000 toneladas de cáscara de arroz por año, un residuo difícil de degradar y con alto contenido de sílice. Actualmente se quema para generar energía, pero la investigación busca otra cosa: desde la producción de etanol hasta la obtención de compuestos como ácido láctico, adhesivos o insumos para reducir las emisiones en la fabricación de cemento Portland.
La sustitución de combustibles físiles utilizados en el transporte por biocombustibles como el bioetanol de biomasa lignocelulósica, facilita la transición energética hacia el objetivo cero emisiones netas de gases de efecto invernadero.
El uso de residuos agroindustriales permite su valorización, dentro de un enfoque de bioeconomía. Dentro de éstos se encuentra la cáscara de arroz, que presenta baja biodegradación y si disposición potencial daño a la salud y al ambiente.
El aserrín de eucalipto y la economía circular
Otro de los proyectos apunta al aprovechamiento del residuo forestal que generan aserraderos y pasteras. Mediante procesos de fermentación con microorganismos, los investigadores logran liberar azúcares y transformarlos en bioetanol, además de recuperar lignina y otros componentes aplicables en la industria química.
“Utilizar un material lignocelulósico solo para producir combustible no es viable económicamente. El concepto de biorefinería es clave: combinar energía con productos de mayor valor agregado”, destacó Lareo.
Los proyectos estarán exhibidos con una maqueta interactiva que muestra paso a paso cómo se transforman los residuos en productos útiles. La muestra está pensada para todo público, desde niños de escuela hasta estudiantes de secundaria interesados en carreras científicas.
“Es una oportunidad para conversar con los investigadores y entender cómo la ciencia que se hace en la universidad impacta en la vida cotidiana, en la producción y en el ambiente”, señaló Lareo.
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