La tensión en torno a Venezuela volvió a escalar luego de que Estados Unidos incautara en el Caribe un petrolero cargado con crudo venezolano, en medio de un operativo militar que ya involucra portaaviones, submarinos, destructores y unos 15.000 efectivos desplegados en la región. El gobierno de Nicolás Maduro denunció un acto de “piratería” y “violación de la soberanía”, mientras Washington sostiene que apunta a combatir el narcotráfico y el comercio clandestino de petróleo.
El barco detenido es el Skipper, uno de los 1.500 “petroleros fantasma” que operan en rutas opacas sin bandera clara, sin seguros internacionales, y vinculados a envíos hacia China, Irán y otros destinos no regulados. Según la firma Lloyd’s List Intelligence, especializada en datos marítimos, más de 900 de esos buques ya están sancionados por Estados Unidos, Reino Unido o la Unión Europea.
El operativo, realizado por patrullas marítimas estadounidenses con apoyo de helicópteros, culminó sin víctimas y el cargamento será trasladado a territorio estadounidense para ser confiscado. El Departamento del Tesoro definió a estas embarcaciones como parte de “prácticas de envío engañosas e inseguras” que financian al “régimen narcoterrorista corrupto de Maduro”, según su comunicado oficial.
Mientras el Pentágono y la CIA monitorean el operativo, crece la inquietud en sectores políticos de Washington, con legisladores de ambos partidos advierten que el país podría estar entrando en un conflicto de mayor escala con Venezuela. El expresidente Donald Trump afirmó que “Maduro tiene los días contados” y volvió a amenazar con ataques terrestres contra rutas de tráfico de drogas presuntamente vinculadas al país caribeño.
Uno de los elementos que más pesa en la discusión es la decisión del gobierno estadounidense de evitar bajas militares, marcada por el trauma social heredado de Vietnam. Por eso, señalan analistas, este tipo de operativos buscan minimizar riesgos para las tropas estadounidenses.
La tensión creció además por los respaldos que recibió Caracas. El presidente ruso Vladimir Putin llamó directamente a Maduro para expresarle solidaridad, condenar la acción estadounidense y reafirmar la cooperación militar y energética entre ambos países en el Caribe y el Pacífico.
También Cuba y Nicaragua salieron en apoyo del mandatario venezolano, en línea con sus alianzas históricas. El gobierno colombiano, por su parte, marcó una postura diferenciada, que condenó el operativo estadounidense, aunque el presidente Gustavo Petro, y envió un mensaje directo a Maduro, pidiéndole impulsar una transición hacia la Democracia. La cancillería colombiana incluso sostuvo que el mandatario venezolano podría recibir protección si decidiera salir del país.
Escuchá el informe completo.
En Soundcloud:
En Spotify: