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El tabaco le cuesta al Estado cinco veces más de lo que recauda en impuestos

El tabaco le cuesta al Estado cinco veces más de lo que recauda en impuestos
Foto: Pablo Vignali / adhocFOTOS

Pese a haber sido pionero en América Latina en políticas antitabaco, Uruguay enfrenta en la actualidad una señal de alerta, debido a que el país se ubica como el tercero con mayor prevalencia de fumadores en la región. Así lo indican dos investigaciones recientes del Departamento de Economía de la Universidad de la República, elaboradas por Zuleika Ferré, Manuel Flores y Mariana Gerstenblüth, centradas en el impacto sanitario y económico del tabaquismo.

Uruguay logró reducir la prevalencia de consumo de tabaco en torno a un 40% en los últimos 20 años, tras la implementación de un paquete integral de medidas que incluyó la prohibición de fumar en espacios cerrados, el aumento de impuestos, el empaquetado plano, las advertencias sanitarias y la eliminación de descriptores como “light”. Sin embargo, los datos muestran que esa tendencia positiva se frenó en los últimos años.

Uno de los hallazgos que más sorprendió a los investigadores es la diferencia entre hombres y mujeres a lo largo de las generaciones. Mientras que los hombres fuman sistemáticamente menos en cada nueva generación, en el caso de las mujeres ocurre lo contrario, aquellas nacidas entre las décadas de 1950 y 1980 presentan mayores niveles de riesgo.

Según explicó Gerstenblüth, esto responde a que la epidemia tabáquica fue más tardía en mujeres, lo que implica que muchas comenzaron a fumar más grandes, y hoy están atravesando el período en el que aparecen las consecuencias sanitarias del consumo, como el cáncer, que suele manifestarse décadas después.

El primer estudio relaciona la prevalencia de consumo con la incidencia y mortalidad de nueve tipos de cáncer atribuibles al tabaco, utilizando metodologías que permiten establecer relaciones causales robustas.

El segundo trabajo se enfocó en estimar el costo directo para el sistema de salud del tratamiento de esos nueve cánceres asociados al tabaquismo. Al tratarse de un sistema financiado mayoritariamente con recursos públicos, a través de FONASA, ASSE y el Fondo Nacional de Recursos, los costos son asumidos por toda la sociedad.

Los resultados muestran una brecha significativa, mientras la recaudación por impuestos al tabaco ronda el 0,3% del PIB, el gasto sanitario total asociado al consumo de tabaco se estima en torno al 1,5% del PIB. Es decir, lo que se recauda cubre apenas una fracción del costo que el tabaquismo genera al sistema de salud.

Además, el estudio solo contempla costos directos y no incluye otros impactos relevantes, como la pérdida de productividad o los costos de cuidados informales.

Desde la economía de la salud, el aumento de impuestos al tabaco aparece como una de las herramientas más eficaces. Aunque se trata de un bien adictivo, lo que reduce la respuesta inmediata al precio, la evidencia internacional muestra que los impuestos reducen el consumo y generan ingresos fiscales, lo que se conoce como un “doble dividendo”.

En ese sentido, Gerstenblüth subrayó que los llamados “impuestos saludables” son ampliamente recomendados a nivel internacional y se aplican también a otros productos nocivos, como las bebidas azucaradas o el alcohol, en distintos países.

La economista señaló que estos estudios podrían ampliarse a otras enfermedades altamente asociadas al tabaquismo, como las cardiovasculares o la EPOC, y también a otros consumos de riesgo, como el alcohol. Sin embargo, advirtió que uno de los principales obstáculos sigue siendo el acceso a información sanitaria detallada y sistematizada.

“Tenemos cada vez más datos y eso es una buena noticia, pero todavía hay información clave a la que no siempre es sencillo acceder”, afirmó.

Escuchá la entrevista completa.

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