El capitán de navío retirado y licenciado en Relaciones Internacionales, Ricardo Barboza, advirtió que, aunque el acuerdo impulsado por Estados Unidos abre una oportunidad, la pacificación de Gaza llevará tiempo y depende de la voluntad política de los líderes de la región.
El reciente acuerdo entre Israel y Hamas, promovido por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, fue presentado como un paso histórico hacia el fin de la guerra en Gaza. Sin embargo, el analista sostuvo que el camino hacia una paz duradera “está lejos de ser automático”.
“Hay que romper el imaginario de que porque se firma un acuerdo de paz, el territorio queda pacificado. En el mismo momento en que se firmaban los documentos, seguían muriendo soldados israelíes y se registraban ataques. Es un proceso de toma de decisiones que lleva tiempo”, explicó Barboza en diálogo con Informativo Carve del Mediodía.
El especialista recordó la máxima de Clausewitz —“la guerra es la continuación de la política por otros medios”— para subrayar que la verdadera clave de este nuevo escenario será la voluntad política de las partes involucradas. “Si la política está interesada en que la guerra cese, va a cesar. Pero no alcanza con un papel firmado”, indicó.
Barboza señaló que, pese al repliegue de las Fuerzas de Defensa de Israel y la liberación de rehenes, en el terreno persisten grupos desconectados de la cadena de mando de Hamás, además de enfrentamientos entre 23 clanes diferentes que compiten por el control de la Franja de Gaza.
También advirtió sobre la ausencia de actores clave en la mesa de negociación. “El principal responsable del apoyo a Hamás, el mundo iraní, no está presente. Y Qatar, que lo financió durante años, ya anunció que cortó su ayuda. Sin esos jugadores, la implementación de los acuerdos será muy difícil”, resaltó.
El analista recordó que el propio Benjamín Netanyahu reconoció haber permitido financiamiento qatarí a Hamas, una estrategia que buscaba dividir al mundo árabe dentro de Gaza y que “a todas luces fue un fracaso”.
Consultado sobre el impacto humano del conflicto, Barboza reflexionó sobre el dolor colectivo en Gaza, donde se estiman más de 67.000 palestinos fallecidos. Según explicó, la estructura familiar y cultural de la región multiplica el impacto emocional.
“Las familias árabes son numerosas. Si calculás un muerto por familia, te da un promedio de nueve personas directamente afectadas. Esa herida no se cierra con un acuerdo, y muchas veces se usa el dolor para reclutar y rearmar grupos”, dijo.
Advirtió que romper ese ciclo exige transmisión de valores y convivencia prolongada en paz. “Las generaciones que nacieron en guerra solo conocen la violencia. Aprender a vivir en paz lleva tiempo, liderazgo y educación”, explicó.
Barboza destacó que hay experiencias exitosas de paz en el mundo (Namibia, Mozambique, Camboya o el Congo) donde el factor decisivo fue la conducción política. “El puntal del éxito posconflicto son los líderes que entienden que no pueden volver a la guerra. Si tenés dirigentes comprometidos con la paz, se puede lograr”, añadió.
Como ejemplo concreto mencionó Somalilandia (África), donde los clanes locales acordaron un sistema político y electoral estable. “En 24 años tuvieron seis elecciones limpias y seis presidentes distintos. Fue una decisión política de los líderes, y ese es el secreto”, indicó.
El especialista evaluó que la reconstrucción de Gaza, estimada en 50.000 millones de dólares, podría convertirse en un motor económico para la región, aunque planteó dudas sobre su ejecución. “El problema no es el dinero —para países como Qatar o Irán esas cifras no son grandes—, sino quién lo gestiona y cómo. Si no hay control, volverá a financiar túneles o armamento”.
De todos modos, advirtió que la fragilidad sigue siendo enorme. “A horas de la firma ya hay incidentes, represalias y problemas con la entrega de cuerpos. En el terreno sigue habiendo caos, y eso demuestra que la paz todavía está en construcción”, manifestó.
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