En Rivera, dos nuevos ataques de perros generaron preocupación en la última semana. Una niña de 7 años fue mordida por una perra pitbull cuando regresaba del almacén junto a su hermano, y días después un adolescente de 15 años sufrió heridas al ser atacado por una jauría de más de 35 perros que escaparon del predio de una vecina.
Ambos fueron atendidos en el hospital local y ya se encuentran en sus hogares, aunque bajo control médico.
Vecinos y autoridades locales advierten que la problemática de perros sueltos es recurrente, especialmente con la raza pitbull, y que en Rivera no funciona de forma permanente el Instituto Nacional de Bienestar Animal (INBA), lo que dificulta el control y seguimiento de casos.
Según datos recientes del INE, la zona presenta una alta población de perros y gatos, lo que refuerza el llamado a la tenencia responsable.
Por otra parte, Conaprole ratificó que el 31 de agosto cerrará su planta en Rivera, afectando a más de 20 trabajadores y a sus familias, que deberían reubicarse a varios cientos de kilómetros. La empresa argumenta que se trata de una planta pequeña, con muchos años de funcionamiento, que requiere entre 3 y 4 millones de dólares en infraestructura para mantenerse operativa.
Aunque las autoridades departamentales y legisladores buscan alternativas, incluyendo la posibilidad de convertir el predio en una zona franca, la cooperativa no ha mostrado intención de revertir la decisión.
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