En el último año ATMA, la empresa uruguaya con 75 años de trayectoria en la industria del plástico, logró reducir en 125.000 kilos la cantidad de plástico vertido al mercado. El resultado surge de una serie de iniciativas de reutilización, reciclaje y rediseño de procesos que la compañía viene implementando desde hace varios años.
Según explicó Isabelle Chaquiriand, CEO de ATMA, este esfuerzo acumulado permitió que en el último lustro la empresa alcanzara casi 4.000 toneladas de plástico reutilizado o reciclado, integrando prácticas propias de la economía circular tanto en su relación con otras empresas como en el vínculo con los consumidores finales.
Uno de los ejes centrales del modelo de ATMA es el trabajo bajo esquemas de circularidad empresa a empresa. En el caso de la cajonería, por ejemplo, la empresa mantiene acuerdos con sus clientes para recuperar cajones rotos o en desuso, procesarlos en su planta de recuperación y fabricar nuevos productos con ese mismo material.
El gran desafío, señaló Chaquiriand, aparece en el sistema B2B2C (Business do Business to Consumer), cuando los envases llegan al consumidor final. Allí entran en juego la clasificación domiciliaria, la gestión de residuos y las plantas de reciclaje.
ATMA fabrica envases para alimentos (como helados, mermeladas o yogures), y trabaja para reinsertarlos en nuevos ciclos productivos. Para ello ha establecido acuerdos con plantas de clasificación y desarrolla campañas con empresas y centros comerciales, como la que mantiene actualmente con Conaprole y Nuevo Centro, que invita a los consumidores a llevar envases de helado a cambio de beneficios.
El material recuperado se reintegra a nuevos usos: solo el año pasado, ATMA fabricó casi 200.000 baldes de pintura utilizando plástico proveniente de envases de alimentos reciclados.
El próximo año comenzará a regir el Plan Vale, un nuevo sistema de gestión de envases. La empresa participa activamente en su implementación: el presidente del plan es el gerente de operaciones de ATMA, lo que refleja el compromiso de la firma con cerrar definitivamente el ciclo posconsumo.
Según Chaquiriand, la puesta en marcha del Plan Vale permitirá incrementar de forma significativa la recuperación de materiales y ampliar la escala de reutilización industrial.
Además de los cambios en productos, ATMA avanza en la transformación de su propio proceso productivo. La empresa está reemplazando toda su maquinaria por equipos 100% eléctricos, que consumen 75% menos energía. A esto se suma la incorporación de nuevos sistemas de enfriamiento que permiten ahorrar 900 metros cúbicos de agua por año.
Otro cambio interno es la sustitución del uso de film y bolsas por cajones reutilizables para el envío de productos a sus clientes, lo que supone una reducción de unos 2.500 kilos de bolsas al año.
Todas estas medidas convergen en un objetivo común: minimizar la huella de carbono y avanzar hacia un modelo industrial más sostenible.
“Estamos muy orgullosos de estas cifras, que son el resultado de una estrategia integral de economía circular”, destacó Chaquiriand.
Escuchá la entrevista completa.
En Soundcloud:
En Spotify: