¿Cómo viven realmente los uruguayos? ¿Qué hay detrás de los indicadores económicos tradicionales que miden ingresos, pobreza o consumo? Un trabajo desarrollado por el director ejecutivo del Grupo Radar, Alain Mizrahi, propone mirar la realidad social a través de las imágenes de los hogares.
El proyecto “Viviendo en Uruguay, los niveles socioeconómicos en imágenes” reúne fotografías tomadas en 2023 en 70 hogares de Montevideo y del interior del país, representativos de los siete niveles socioeconómicos que se utilizan actualmente en Uruguay. Las imágenes de cocinas, baños, dormitorios, espacios comunes, etc., buscan darle contexto a una clasificación que suele quedar atrapada en los números.
Mizrahi, que investiga los niveles socioeconómicos desde hace más de dos décadas, subrayó en diálogo con Informativo Carve del Mediodía que ingreso y nivel socioeconómico no son lo mismo. Dos hogares pueden recibir el mismo dinero mensual y, sin embargo, tener capacidades de compra y consumo muy diferentes.
Factores como la cantidad de integrantes del hogar, si se paga alquiler o no, cuántas personas aportan ingresos o si hay menores a cargo inciden de forma decisiva en la vida cotidiana. Por eso, desde hace más de veinte años, investigadores de mercado en Uruguay utilizan un modelo matemático que clasifica los hogares según su capacidad de compra y consumo, más allá del dinero que entra.
Ese índice, actualizado por última vez en 2023, se compone de 16 variables, tomadas de la Encuesta Continua de Hogares del INE, que en conjunto permiten comprender hábitos de consumo, marcas preferidas y estilos de vida.
El libro incluye 700 fotografías, seleccionadas de un total de 3.500 tomadas junto al fotógrafo Antonio “Chucky” Scuro. Las reacciones que generan las imágenes suelen ser de sorpresa, ya que muchas veces cocinas, baños o dormitorios no coinciden con la idea preconcebida de lo que “debería” ser un hogar de determinado nivel socioeconómico.
Según Mizrahi, uno de los principales mitos que el trabajo pone en cuestión es el de la clase media uruguaya, una categoría que hoy poco tiene que ver con la imagen heredada del Uruguay batllista y que se reproduce más por tradición que por conocimiento real.
El proyecto dio un paso más con la incorporación de inteligencia artificial. A partir del análisis de fotos de heladeras, Mizrahi identificó cuatro grandes perfiles de hogares, que atraviesan todos los niveles socioeconómicos: los planificadores (cocinan por tandas, organizan comidas y congelan porciones), los prácticos (resuelven con lo que tienen a mano, con poca elaboración), aficionados a la cocina (heladeras con variedad de ingredientes, quesos, especias y productos para experimentar) y minimalistas de reposición (heladeras casi vacías, compras frecuentes y al día).
Estos perfiles, sostuvo, explican mucho mejor los hábitos de consumo que la clasificación socioeconómica tradicional y son especialmente útiles para empresas que comercializan productos alimenticios, ya que inciden en decisiones como tamaños de envase, formatos y canales de venta.
La idea es extender este análisis a otros espacios del hogar, como el baño, el área de entretenimiento, la disposición de pantallas, electrodomésticos y conexiones. Para Mizrahi los objetos cotidianos dicen mucho sobre el estilo de vida, las prioridades y las prácticas culturales de las personas.
Gracias a la inteligencia artificial, lo que antes requería años de análisis manual hoy puede realizarse en poco tiempo y con grandes volúmenes de información, incluso a partir de fotos enviadas por los propios hogares.
Mizrahi aseguró que de cara a los próximos meses, el objetivo es escalar la investigación y trabajar con cientos de hogares para afinar la segmentación y estimar cuántos hogares uruguayos integran cada perfil.
El enfoque será presentado en marzo del próximo año en una conferencia latinoamericana de investigación de mercado en Río de Janeiro.
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