En el marco del XI Congreso LATAM Renovables, realizado recientemente en Montevideo, una de las charlas más reveladoras no giró en torno a las tecnologías sino a personas, diálogo y confianza.
Bajo el título de “Gestión de comunidades y generación de consensos”, Daniel Laino, socio director de la consultora Improfit, abordó un tema tan invisible como decisivo: la comunicación estratégica en los grandes proyectos de inversión.
Uruguay está posicionado como un país líder en energías renovables, con más del 90% de su matriz basada en fuentes limpias. Pero la transición energética no se detiene ahí: se proyectan nuevas inversiones en hidrógeno verde, data centers y megaproyectos de infraestructura. Todos ellos tienen algo en común: el uso del territorio.
Laino advirtió que “si no hay una comunicación temprana con la comunidad, con los territorios, los proyectos se van a trancar necesariamente”. Y esto, dijo, no es solo “hablar”, sino escuchar desde el comienzo. “La comunicación debería ser casi el punto cero del proyecto”, insistió.
La famosa “licencia social para operar” no es un eslogan, sino una condición real. A medida que las comunidades están más informadas y empoderadas, el diálogo con ellas se vuelve indispensable. “Si queremos desarrollo, vamos a necesitar infraestructura, pero esa infraestructura también debe generar desarrollo para quienes viven en el entorno”, señaló.
En un contexto de polarización social y sobrecarga informativa, la desinformación puede torcer percepciones y generar resistencias. “En tiempos de inteligencia artificial, es más fácil y barato que nunca producir contenidos visuales que generen miedo o falsas expectativas. Eso cambia las reglas del juego”, advirtió.
Laino compartió una guía para empresas, gobiernos y organizaciones que lideran iniciativas de alto impacto: Empezar cuanto antes el diálogo con la comunidad; Sostener una comunicación sistemática, no esporádica; Garantizar procesos de participación claros y comprensibles; Traducir el lenguaje técnico a información accesible; y basar el debate en evidencia, no en percepciones o rumores.
También subrayó el valor del marco normativo uruguayo: “Los procesos de evaluación ambiental en Uruguay son garantistas, tanto para las comunidades como para las empresas. Eso no ocurre en todos los países de la región”.
Laino fue crítico con la subvaloración que aún persiste en torno a su campo: “Muchas veces la primera reunión sobre comunicación gira en torno al logo. Pero esto no se trata de un logo: se trata de evitar que el proyecto naufrague por no saber escuchar o por no explicar con claridad”.
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