Uruguay atraviesa un momento particular en su mercado laboral, ya que crece el desempleo y persiste una fuerte brecha generacional, especialmente entre los más jóvenes (sub 25) y quienes superan los 40 o 50 años. En este contexto, la especialista en comunicación y selección de talento, Rocío Miranda, analizó en Informativo Carve del Mediodía las tensiones, los mitos y los cambios culturales que están moldeando la empleabilidad en el país.
Miranda afirmó que la discriminación por edad (edadismo) existe y es mucho más común de lo que se verbaliza. “Es silenciosa, pero está. Lo sabe quien busca talentos para una empresa y lo padece quien queda afuera del mercado después de los 40”, contó.
Aunque no se puede incluir la edad en un aviso laboral, muchas organizaciones asocian ciertos roles a personas jóvenes, basándose en mitos como que los mayores no manejan herramientas digitales, que pierden flexibilidad, o que su salud limita su rendimiento.
“Son supuestos sin sustento. No nacer en lo digital no significa no aprenderlo. Venimos aprendiendo toda la vida”, resaltó.
Miranda subrayó que la discusión demográfica dejó de ser un dato técnico y ya es un tema social y económico. Uruguay tendrá, hacia 2030, más personas mayores de 60 que menores de 15. Esto impactará en la disponibilidad de talento, las vacantes y en cómo las empresas piensan sus equipos.
“Si discriminamos ahora a los mayores de 40 o 50, nos estamos complicando el futuro: la población se está envejeciendo y eso no va a revertirse”, indicó.
Según Miranda, hoy en Uruguay conviven tres desafíos. Por un lado, que los jóvenes muy formados no encuentran su primer empleo o aspiran a posiciones para las que aún no tienen la madurez necesaria.
Además, existen vacantes que no se cubren porque el mercado no encuentra perfiles jóvenes con el nivel de autonomía o competencias requeridas.
También que las personas mayores de 40 o 45 quedan afuera por prejuicios instalados en los procesos de selección.
La especialista advierte que en muchos casos la discriminación se superpone, es decir, se sumar al tema de la edad, el de género. “Cuando se cruza el edadismo con los sesgos hacia las mujeres, la barrera es aún mayor”, explicó. Aunque las preguntas sobre maternidad han disminuido, aún aparecen de forma encubierta en algunos procesos.
Para Miranda, una parte del camino es visibilizar el tema. “Si no hablamos de esto, si no desarmamos los mitos, seguimos reproduciendo sesgos que perjudican a todos”, dijo.
Miranda impulsa desde este año un proyecto llamado “Quiero Hablar con un Humano”, en el que brinda encuentros presenciales, gratuitos y uno a uno, para personas que están fuera del mercado laboral.
La iniciativa funciona en un espacio cedido por el grupo Dakota (21 de Septiembre y Luis de la Torre), que colabora también con la consumición. La persona completa un breve formulario, coordina un encuentro, y recibe una devolución para reorientar su búsqueda laboral, repensar su perfil o identificar talentos.
El proyecto se apoya en herramientas de comunicación, coaching y programación neurolingüística, y suma networking y seguimiento posterior.
Cómo contactarse con el proyecto: A través del Instagram Quiero Hablar con un Humano, o por LinkedIn (Rocío Miranda Flieder).
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