El gobierno de Donald Trump puso en vigor este lunes la designación del llamado Cártel de los Soles como organización terrorista extranjera, un paso que incrementa la presión diplomática, judicial y militar sobre el régimen de Nicolás Maduro. Washington sostiene que la medida forma parte de una ofensiva contra el “narcoterrorismo” en América Latina.
La decisión se enmarca en el operativo militar que Estados Unidos mantiene desde agosto en el Caribe y en el Pacífico, con la presencia del portaaviones USS Gerald R. Ford, fragatas y aviones F-35 con equipamiento de última generación. El despliegue, que cuesta unos 200 millones de dólares diarios, alimenta las especulaciones sobre un posible paso siguiente.
El gobierno venezolano, por su parte, niega la existencia del Cártel de los Soles y denuncia que se trata de un “invento de Washington” para justificar acciones militares y un cerco internacional destinado a forzar la caída de Maduro.
Periodistas del diario El Nacional, consultados desde Caracas, describen un clima de profunda crisis humanitaria y de temor generalizado. Señalan que gran parte de la población dedica sus días a intentar conseguir comida, y los vales estatales no alcanzan para asegurar la alimentación diaria.
La escasez de medicamentos, los cortes de luz frecuentes, la paralización del transporte y un ambiente dominado por la autocensura forman parte del panorama. “Las conversaciones políticas se murmuran, como si las paredes escucharan”, relataron. Los mensajes de WhatsApp se borran tras ser leídos y se han normalizado los chats con autodestrucción automática.
Al figurar como organización terrorista extranjera, Estados Unidos puede actuar militarmente contra el Cártel de los Soles sin autorización del gobierno venezolano. La interrogante es qué camino elegirá Trump a partir de ahora.
Según The New York Times y The Wall Street Journal, existen canales directos e indirectos de contacto con el chavismo y con sectores de las Fuerzas Armadas para evaluar una salida negociada. Una de las opciones sobre la mesa sería garantizar a Maduro y a su núcleo más cercano una salida segura hacia un país dispuesto a recibirlos.
La creciente tensión impacta en la región. El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, afirmó que hablará con Trump para “evitar un conflicto con Venezuela” y advirtió que “basta un disparo para no saber cómo termina” un eventual enfrentamiento. Brasil reforzó su frontera con unidades militares ante la posibilidad de un escalamiento.
Mientras tanto, ocho aerolíneas suspendieron sus vuelos hacia Venezuela tras una advertencia de Estados Unidos sobre un aumento de la actividad militar en el área.
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