Uruguay es uno de los países donde desembarcó FoodRise, un programa impulsado por BID Lab, del Banco Interamericano de Desarrollo, junto con la aceleradora española Eatable Adventures, especializada en el sector de los alimentos. La iniciativa busca crear un hub de innovación FoodTech en la región, conectando emprendedores, inversores, academia, industria y gobiernos.
El lanzamiento tuvo lugar esta semana en Montevideo, en paralelo a la presentación en Buenos Aires. FoodRise trabajará en Uruguay, Argentina, Chile y Paraguay, con el foco puesto en FoodTech, es decir, en todo lo que ocurre “de la portera para afuera” de la producción, como nuevos alimentos, biotecnología aplicada, logística, retail, packaging, reducción de desperdicios y distribución.
“Una aceleradora permite que emprendimientos de base científico- tecnológica crezcan más rápido que si lo hicieran por su cuenta. Les brinda mentorías, asesoramiento legal, financiero y acceso a inversión”, explicó Sabrina Sauksteliskis, especialista en innovación.
La propuesta incluye un fondo de inversión de 30 millones de euros y una metodología ya probada en Europa, con el objetivo de apoyar startups que aporten soluciones a desafíos de seguridad alimentaria, accesibilidad y sostenibilidad.
La iniciativa parte de un concepto central, que es que todas las personas puedan acceder cada día a alimentos sanos, nutritivos, seguros y a un precio justo, independientemente de crisis económicas, sequías o conflictos.
“La idea es ponerle innovación a la seguridad alimentaria”, sostuvo Sauksteliskis, quien destacó que FoodRise busca transformar la investigación y el conocimiento en producción concreta que mejore la calidad de la dieta y la distribución de alimentos.
Uno de los modelos que inspira este tipo de programas es Nilus, una startup fundada por el uruguayo Ady Beitler y Rubén Sosenke (cofundador de PedidosYa). La empresa organiza compras comunitarias para que las comunidades más pobres puedan acceder a alimentos a menor costo, reduciendo además desperdicios. Actualmente funciona en México y Argentina, con financiamiento de fondos de impacto.
En Uruguay también existen experiencias incipientes, como cooperativas de consumo en barrios populares, que buscan resultados similares a través de compras colectivas.
Para Sauksteliskis la llegada de FoodRise es “una buena noticia para Uruguay”, porque incorpora un nuevo actor al ecosistema de innovación con foco en un sector que hasta ahora no estaba suficientemente atendido.
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