En su columna quincenal en Informativo Carve de Cierre, Sabrina Sauksteliskis puso el foco en la intersección entre energía e inteligencia artificial, a partir de su participación en un panel del Congreso de Energías Renovables.
Explicó que detrás de la llamada “nube” hay infraestructuras muy concretas como data centers o “AI Factories”, que requieren grandes volúmenes de energía (preferentemente renovable), agua para refrigeración, conectividad de alta velocidad y recursos humanos especializados.
Uruguay aparece como un país atractivo para estos proyectos por su matriz eléctrica renovable, la disponibilidad de agua, la conexión por cables submarinos como Firmina y Tannat, y factores tradicionales de inversión como la estabilidad macroeconómica y la seguridad jurídica.
El ejemplo más claro es el proyecto de Google en Canelones, con una inversión de 850 millones de dólares en el Parque de las Ciencias, que integrará una red global de 28 data centers. Tras críticas por el uso de agua, la compañía ajustó su plan para utilizar sistemas de enfriamiento por aire.
El desafío, según los especialistas consultados, es lograr equilibrio: aprovechar la oportunidad de atraer este tipo de inversiones sin descuidar el impacto ambiental y asegurando beneficios locales en empleo y servicios vinculados.
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