El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, aprobó una ofensiva ampliada en la Franja de Gaza, que podría incluir la toma total del territorio y el control directo de la distribución de ayuda humanitaria.
La operación, que aún no tiene fecha, no comenzaría antes de la visita del presidente estadounidense Donald Trump a la región, la próxima semana. El ejército israelí ya controla cerca de un tercio del territorio palestino y ha desplazado a buena parte de la población.
La nueva fase incluiría mover a los civiles al sur de Gaza y entregar la distribución de ayuda a empresas privadas en Rafah, en lugar de las agencias internacionales.
Israel acusa a la ONU y otras organizaciones de permitir que Hamas intercepte suministros.
Desde Hamas, el dirigente Mahmoud Mardawi rechazó lo que calificó como “presión y chantaje”, y advirtió que solo aceptarán un acuerdo que incluya un alto el fuego total, la reconstrucción de Gaza y la liberación de todos los prisioneros.
El ejército israelí ha convocado a decenas de miles de reservistas y, aunque algunos altos mandos se muestran reacios a ocupar Gaza por completo, sectores del gobierno celebran la expansión del conflicto.
Mientras la presión internacional crece y la opinión pública en Israel muestra señales de fatiga, las familias de los rehenes temen que una ofensiva a gran escala ponga en riesgo la vida de sus seres queridos.
El periodista de Carve Tomás Friedmann, especialista en asuntos internacionales, se refirió a este asunto en diálogo con Informativo Carve del Mediodía.
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