Israel reivindicó este lunes un bombardeo en Doha, la capital de Qatar, que tenía como objetivo a líderes del grupo islamista Hamás. El ataque, realizado en edificios residenciales, dejó al menos cinco muertos, aunque según fuentes palestinas los principales dirigentes del movimiento sobrevivieron.
El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Qatar calificó la acción como un “cobarde ataque” y anunció una investigación “al más alto nivel”, al tiempo que denunció una violación flagrante de las leyes internacionales.
Naciones Unidas y la Unión Europea también condenaron la operación israelí, destacando que Qatar desempeña un rol clave en la mediación para un alto el fuego en Gaza.
Desde Israel, la oficina del primer ministro Benjamín Netanyahu asumió la autoría del ataque y lo definió como una operación independiente de sus fuerzas armadas y agencias de inteligencia. El objetivo era dar con Khalil Al-Hayya, uno de los principales líderes de Hamás, aunque no se confirmó su muerte.
En paralelo, las fuerzas israelíes ordenaron la evacuación masiva de Gaza, lanzando miles de panfletos sobre la población civil. Israel anunció un inminente ataque “muy fuerte” contra infraestructuras que, según asegura, sirven de base logística a Hamás. En la ciudad viven un millón de personas, apenas 200.000 habrían logrado desplazarse, mientras 800.000 permanecen atrapadas en condiciones precarias.
Con la ofensiva, Israel busca consolidar el control total de la Franja de Gaza, donde afirma haber destruido decenas de edificios utilizados por Hamás. Según medios israelíes, el objetivo es anunciar, para el próximo 7 de octubre, cuando se cumplan dos años del ataque de Hamás contra territorio israelí, que domina el 100% del enclave.
Sin embargo, persiste la incógnita sobre el futuro político y administrativo de Gaza. Israel ha señalado que ni Hamás ni la Autoridad Palestina podrán asumir ese rol, pero aún no está claro quién gestionará el territorio.
Las reacciones internacionales no se hicieron esperar, ya que varios países árabes, entre ellos Arabia Saudita, Egipto y Emiratos Árabes Unidos, condenaron la operación israelí en Qatar. Las negociaciones que se desarrollaban en Doha con participación de Egipto y Estados Unidos para avanzar en un cese del fuego y un eventual canje de prisioneros quedaron suspendidas.
Mientras tanto, la población civil gazatí continúa siendo la principal víctima de un conflicto sin horizonte de resolución y que, a pocos días de cumplir dos años, atraviesa una de sus fases más críticas.
Escuchá el informe completo del periodista Tomás Friedmann, especialista en asuntos internacionales.
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