El especialista en tecnología Mauro D. Ríos examina en su columna semanal el nuevo sistema financiero mundial.
El pasado 22 de noviembre, el mundo cambió para siempre sin que estallaran fuegos artificiales ni colapsaran los cajeros automáticos. Mientras la vida cotidiana seguía su curso, la «tubería» invisible que mueve la economía global sufrió su transformación más radical en décadas: más de 11.000 bancos en 200 países apagaron sus viejos sistemas de comunicación para encender el estándar ISO 20022. Dejamos atrás la era de los mensajes bancarios simples —equivalentes a un SMS de los 90— para entrar en un nuevo idioma universal de datos enriquecidos, donde cada transacción cuenta una historia completa y detallada.
Pero, ¿qué implica realmente que el dinero se vuelva «inteligente»? Si bien esta actualización promete una eficiencia sin precedentes, con pagos instantáneos y el fin de los errores entre fronteras, el precio a pagar podría ser nuestra privacidad. Este nuevo sistema no solo transporta capital, sino que permite una trazabilidad absoluta, sentando las bases técnicas perfectas para el dinero programable y las Monedas Digitales de los Bancos Centrales (CBDC). Hemos pasado de un sistema ciego a uno que lo ve absolutamente todo, abriendo la puerta a un escenario donde el dinero podría tener reglas de uso.
Desentrañaremos cómo esta «tubería inteligente» fusiona finalmente la banca tradicional con la tecnología blockchain y qué significa esto para tu libertad individual. Analizaremos si nos dirigimos hacia una era de hiper-eficiencia y seguridad, o si hemos dado el primer paso hacia una prisión digital de vigilancia financiera.
Aunque la tecnología sea neutra, las decisiones políticas y humanas definirán en qué mundo viviremos de aquí en más y condicionará nuestro futuro.
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