La empresa uruguaya de biotecnología Kinzbio, creada en 2021 por Gregorio Iraola y Josefina Puig, logró crear en tiempo récord medicamentos personalizados que atacan infecciones resistentes en base a bacteriófagos.
Se trata de virus que existen en la naturaleza y que tienen la capacidad de infectar únicamente a las bacterias y eliminarlas.
El proyecto apunta a combatir uno de los grandes problemas de la medicina actual, que es la alta resistencia de las infecciones bacterianas a los antibióticos tradicionales. Esta es considerada una “pandemia silenciosa”, debido a que causa la muerte de más de 4.5 millones de personas al año en todo el mundo.
Además, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que la resistencia a los antibióticos será la principal causa de muerte a nivel mundial en 2050, debido a la aparición de infecciones bacterianas resistentes a los antibióticos actualmente disponibles para tratarlas, por el uso indebido de los mismos.
El proyecto fue declarada de interés ministerial por el Ministerio de Salud Pública,y en 2023 ganó el premio Nova de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII). Fue en este marco que trataron de forma exitosa al primer paciente en mayo de este año y los resultados superaron todas las expectativas.
El tratamiento fue aplicado a un paciente que tras haber permanecido internado en el CASMU (Unidad de Cuidados Intensivos incluida) padeció durante seis meses múltiples episodios de infección pulmonar por un mismo microorganismo que era resistente a la mayoría de los antibióticos habituales.
En diálogo con Informativo Carve del Mediodía, el científico y CEO de Kinzbio, Gregorio Iraola destacó que detrás de esto hay, en particular, un trabajo de tres años, pero, a nivel global es una problemática que avanza de forma muy rápida.
A modo de ejemplo, destacó que en 2020 a nivel mundial murieron unas 3.9 millones de personas por covid-19. Sin embargo, un año antes, habían fallecido 4.5 millones de personas a causa de infecciones bacterianas resistentes a los antibióticos.
Se trata de “un problema acumulativo desde hace décadas, que hoy en día ha llegado a un punto casi irreversible, porque hay bacterias que son resistibles a los todos antibióticos que tiene un médico a disposición. Necesitamos imperiosamente nuevas herramientas”, resaltó Iraola.
También resaltó que el proceso desde que se descubre un nuevo antibiótico hasta que llega al mercado es de diez año. Sin embargo, en dos años desde su aplicación, las bacterias ya generaron resistencia contra ese antibiótico. “Esto genera grandes agujeros negros terapéuticos, donde no tenemos alternativas para bacterias que son cada vez más resistentes”, contó.
En esta línea, lo que se está desarrollando son “alternativas” a esos antibióticos que permiten de forma rápida, es decir entre cinco a quince días, obtener un fármaco personalizado que puede curar una infección que los antibióticos tradicionales no pueden.
Estos basteriófagos además están dirigidos únicamente a “las bacterias malas” y no dañana a “las bacterias buenas”, como ocurre con los antibióticos tradicionales.
El tratamiento tiene un costo de unos 20 mil dólares, agregó.
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