El creciente uso de bebidas energéticas entre adolescentes y jóvenes mantiene en alerta a las autoridades. El Ministerio de Salud Pública anunció que buscará prohibir su venta a menores de 18 años, y junto a la Junta Nacional de Drogas prepara una campaña para advertir sobre los riesgos de estos productos, que se consumen cada vez más temprano y con escasa percepción de daño.
Su presencia se ha vuelto parte del día a día para muchos adolescentes, que lo incorporan en rutinas de estudio, prácticas deportivas o salidas nocturnas, sin una clara conciencia de las consecuencias que puede tener para su salud.
Los efectos adversos van desde insomnio y palpitaciones hasta trastornos digestivos y convulsiones. También preocupa su combinación con alcohol, una práctica cada vez más frecuente.
Escuchá la entrevista a la doctora Ana Inés Paullier, psiquiatra de niños y adolescentes e integrante de la Unidad Académica de Psiquiatría Pediátrica.
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