La guerra entre Irán e Israel entró en una nueva fase crítica. Aunque los ataques han disminuido en cantidad, su efectividad y el impacto en objetivos civiles aumentaron dramáticamente.
Uno de los misiles iraníes alcanzó este jueves el hospital Soroka, en la ciudad de Beresheba, al sur de Israel, provocando entre 50 y 70 heridos, varios de ellos de gravedad. El ataque fue calificado como “inhumano” por el ministro de Defensa israelí, Israel Katz, quien apuntó directamente contra el líder supremo iraní, el Ayatollah Khamenei.
Según reportes desde la zona, Irán ha comenzado a utilizar un nuevo tipo de misil de doble carga. Estos proyectiles se dividen en dos al momento de ser interceptados por el sistema defensivo israelí, conocido como la “Cúpula de Hierro”, logrando así evadir parte del escudo antimisiles. Esta nueva táctica ha disminuido la efectividad del sistema defensivo israelí del 90% habitual a un 80-85%.
El impacto en Beresheba no fue el único del día. Otros misiles alcanzaron la ciudad de Bat Yam, una localidad dormitorio cercana a Tel Aviv, destruyendo un edificio y dejando más de 30 heridos. El propio primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, visitó a los heridos en el hospital Soroka y advirtió que “nadie es inmune” en esta guerra.
En paralelo, Israel intensificó sus ataques sobre territorio iraní, golpeando instalaciones clave como una planta nuclear y una planta de aguas pesadas en Arak, en una ofensiva que busca frenar el desarrollo del programa nuclear iraní.
En Washington, el presidente Donald Trump enfrenta crecientes presiones internas y externas. Aunque negó que haya dado luz verde a un ataque directo contra Irán, medios como el Wall Street Journal aseguran lo contrario. Trump, por su parte, desmintió esas versiones y pidió responsabilidad en el manejo de la información.
Sin embargo, en las últimas horas arribaron a bases cercanas a Irán tres bombarderos B-2 y armamento altamente destructivo, como las bombas GBU-57. Se trata de proyectiles de 13 toneladas, capaces de penetrar más de 100 metros de profundidad para destruir búnkeres nucleares subterráneos. Estas bombas sólo pueden ser operadas por las fuerzas estadounidenses, por lo que su despliegue efectivo implicaría una intervención directa de Washington en el conflicto.
Irán advirtió que, si Estados Unidos se involucra, responderá atacando todas las bases militares que EE.UU. tiene en países árabes de la región. La posibilidad de una guerra regional a gran escala pone en alerta a la comunidad internacional.
La tensión en Medio Oriente ya está teniendo consecuencias concretas en los mercados internacionales. El precio del petróleo subió a 80 dólares el barril, mientras que las principales bolsas del mundo operan en rojo. Wall Street, Europa y Asia registran fuertes caídas, reflejo del temor ante una posible escalada mayor.
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