En la última columna del año, el economista Diego Aboal realizó un balance del ciclo 2025, y propuso una lectura integrada de los problemas estructurales que enfrenta Uruguay.
Durante el año pasaron por la columna temas como delito, vivienda, empleo, pobreza, educación, situación en la frontera, avances tecnológicos, inteligencia artificial, demografía y personas en situación de calle, entre muchos otros.
Aboal remarcó que Uruguay sigue siendo un país de buenos promedios, pero con grietas profundas. Entre los elementos positivos mencionó el descenso del trabajo infantil; la caída de varios delitos tradicionales, con hurtos y rapiñas en niveles similares a 2013; el crecimiento del parque habitacional, que hoy es mayor que la cantidad de hogares; y el aumento del confort y la disponibilidad de viviendas en el último siglo.
Pero, al mismo tiempo, persiste la pobreza crónica, especialmente infantil; la violencia concentrada en determinados territorios; las personas en situación de calle; la alta informalidad y empleo frágil; y las desigualdades geográficas, con una frontera norte que vive “como otro país”, con más pobreza, más informalidad y menos oportunidades.
“Esto no es contradictorio. Lo que vemos no son episodios aislados, sino trayectorias rotas: educativas, laborales, institucionales y habitacionales, que se refuerzan unas a otras”, señaló.
Por otro lado, destacó dos transformaciones que redefinirán el futuro de Uruguay, que son la falta de crecimiento demográfico y la revolución tecnológica.
Aboal insistió en que el debate público suele fragmentar los problemas, seguridad por un lado, empleo y educación por otro, cuando en realidad la vida social funciona de manera integrada. “Un país con menos niños no puede expulsar a ninguno. Un país con menos trabajadores no puede desperdiciar talento. Un país que envejece no puede sostener exclusiones estructurales”, resumió.
También resaltó que los problemas no aparecen de golpe ni se resuelven con una sola ley o un solo discurso. Por eso, el desafío es mirar tendencias, entender trayectorias y coordinar políticas que ataquen causas profundas, no solo consecuencias. “Lo que está en juego no es cómo termina este año, sino cómo nos preparamos para el país que ya está acá”, añadió.
Escuchá la columna completa.
En Soundcloud:
En Spotify: