El 2025 volvió a confirmar que el escenario internacional atraviesa un momento de alta tensión y profunda incertidumbre. El regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, la continuidad de la guerra entre Rusia y Ucrania, un Medio Oriente aún abierto al conflicto, la presión creciente de China sobre Taiwán y la disputa de intereses globales en América Latina y África configuran un panorama que muchos analistas describen como un cambio de era.
Así lo sostuvo el analista internacional y docente John Moor, en diálogo con Informativo Carve del Mediodía, y definió el año como uno de “complejidad inestable”. A su juicio, más allá de los focos concretos de conflicto, existe una tendencia de fondo que atraviesa el sistema internacional, que es la debilitación del multilateralismo, el desplazamiento de las instituciones internacionales, como Naciones Unidas, y el regreso de la realpolitik, donde prima el ejercicio del poder económico, geopolítico y militar de las grandes potencias.
Para Moor, el fenómeno Trump no puede entenderse como un hecho aislado. Su retorno a la Casa Blanca es el resultado de procesos más profundos, como frustraciones económicas, declive industrial en Estados Unidos, hartazgo con los partidos tradicionales y un descontento creciente con el funcionamiento de las democracias occidentales.
Estos factores, que también se observan en Europa y América Latina, han favorecido el surgimiento de liderazgos extremos, antisistema y populistas. La globalización iniciada en los años 90, el traslado de industrias a China, el impacto social de esos cambios y, más recientemente, fenómenos como la inmigración masiva, los choques culturales y el rol amplificador de las redes sociales, han acelerado estas transformaciones políticas.
Moor advirtió que el momento actual presenta similitudes con tres períodos históricos clave. Por un lado el mundo previo a la Primera Guerra Mundial, marcado por una globalización acelerada y tensiones crecientes, la Europa de los años 30, con crisis económicas profundas y el ascenso de regímenes autoritarios, y la Guerra Fría, aunque ahora con Estados Unidos y China como principales protagonistas, en un contexto de fuerte interdependencia económica.
Según el analista, ya puede hablarse de una nueva Guerra Fría, con China disputando la hegemonía global y reforzando su influencia en Asia, África y América Latina.
De cara al próximo año, Moor identificó tres escenarios clave a seguir de cerca.
Por un lado, la guerra entre Rusia y Ucrania ( Europa comienza a asumir que Vladimir Putin seguirá siendo una amenaza mientras permanezca en el poder. El aumento del gasto militar en países como Alemania, Francia, Reino Unido, Polonia y los Estados bálticos anticipa una posible escalada del conflicto.
Por otra parte, China y Taiwán. Las recientes maniobras militares chinas y los mensajes de Xi Jinping refuerzan la posibilidad de un intento de reunificación por la fuerza, lo que obligaría a Estados Unidos a tomar decisiones de alto riesgo estratégico.
Venezuela y América Latina: En el marco de la disputa global con China y Rusia, Estados Unidos vuelve a mirar a la región como un espacio geopolítico clave. Venezuela, por su alineamiento con potencias extrahemisféricas y su riqueza en recursos estratégicos, aparece como un punto central de tensión para 2026.
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