El sector forestal ha experimentado un crecimiento notable desde la promulgación de la ley forestal de 1987, consolidándose como un pilar de la economía nacional. En diálogo con Informativo Carve Fin de Semana, Carlos Faroppa, director general forestal del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, destacó los avances del sector y los desafíos que enfrenta el país en términos de inversión, empleo y sostenibilidad.
«El sector forestal aporta cerca del 6% del PBI nacional y alrededor del 18-20% del PBI agroindustrial», explicó Faroppa. La industria forestal ha evolucionado desde la producción de celulosa hacia la transformación mecánica de la madera, con nuevas inversiones en Rivera, Tacuarembó y Melo. «Estas plantas no solo generan valor agregado, sino que ofrecen empleo de calidad, impactando positivamente en el desarrollo de las localidades del interior», agregó.
Faroppa detalló que en los últimos años se han instalado industrias de gran porte, cada una con inversiones superiores a los 100 millones de dólares y capaces de generar cientos de empleos directos e indirectos. «El sector está orientado a largo plazo, con una visión de 30 a 50 años, lo que refleja la confianza en la estabilidad económica y jurídica de Uruguay», señaló.
Uruguay se posiciona como el tercer mayor exportador forestal en América Latina, compitiendo con Brasil y Chile. Las exportaciones de madera sólida crecieron exponencialmente, pasando de 48 millones de dólares en 2001 a 385 millones en 2024. La madera uruguaya llega a 60 mercados internacionales, destacándose Asia, Europa, Estados Unidos y México entre los principales compradores. Sin embargo, solo un 5-6% de la producción se destina al mercado interno, aunque se prevé un mayor uso en la construcción local en los próximos años.
Faroppa destacó que la ley forestal ha permitido la creación de una industria sostenible, basada principalmente en plantaciones de eucaliptos y pinos. «El mercado internacional valora la madera sin nudos y con cepillado preciso, por lo que Uruguay ha desarrollado técnicas de poda y manejo especializado», explicó. Esta capacidad técnica ha convertido al país en líder en la producción de madera de alta calidad.
La sostenibilidad del sector también se refleja en su contribución energética. «El 40% de la demanda térmica del país se cubre con biomasa forestal, superando en capacidad a las tres represas del río Negro», comentó Faroppa. Parte de la energía generada por las plantas celulósicas se utiliza para autoconsumo y otra parte se inyecta a la red nacional, contribuyendo a la independencia energética de Uruguay.
En términos de empleo, el sector forestal ocupa entre 25.000 y 30.000 personas en toda la cadena productiva. «La capacitación del personal es fundamental, especialmente en el uso de tecnología y maquinaria especializada», destacó Faroppa. Además, resaltó la creciente participación de mujeres en roles técnicos y la importancia de la formación impartida por instituciones como UTEC, UTU e Inefop.
«El éxito del sector se debe a la combinación de políticas públicas bien implementadas y una inversión privada comprometida», señaló Faroppa. De cara al futuro, el sector apuesta por la bioeconomía, integrando la producción forestal con la generación de energía renovable y nuevos biocombustibles. «Ya hoy exportamos parte de la energía eléctrica producida por plantas celulósicas, y la tendencia es avanzar hacia biocombustibles y biomateriales», añadió.
Sin embargo, Faroppa reconoció que la sostenibilidad del sector requiere inversiones constantes y una planificación a largo plazo. A pesar de los desafíos, se mostró optimista sobre el futuro del sector: «Uruguay ha demostrado que con visión a largo plazo, innovación y un equilibrio entre el sector público y privado, el sector forestal puede seguir creciendo y generando oportunidades para todos», concluyó.
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